jueves, 16 de noviembre de 2006

Lobito bueno

ALISTE
"Lobito" bueno
Remedios Gago, de Matellanes, recoge a un perro asilvestrado y maltratado y consigue domesticarlo
J. A. GARCÍA

Extraido de La Opinion

Matellanes.- El hambre llevó a "Lobito" a merodear el pueblo de Matellanes, con tan buena fortuna que se apeó en la huerta de Remedios Gago Genicio, una amante ejemplar de los animales. «Vino una noche y se quedaba amagado y escondiéndose entre la hierba. Yo le ponía agua y comida debajo de una mimosa. Era muy esquivo pero poco a poco fue cogiendo confianza». De este modo, el cánido fue humanizándose, favoreciendo esta labor la presencia de "Luky", un pequeño perro con el que hizo buenas migas.
«Al cabo de pocos días ya iba de paseo con el perro» afirma Gago Genicio, que comenzó a cuidarlo con especial cariño por ser un animal necesitado de amistad y por sus trazas lupinas. Como todos los que le veían apuntaban sus rasgos de lobezno, fue bautizado como "Lobito".

Nadie de a cuentas personas preguntó Remedios supo darle señales de la procedencia del animal.
Experimentado por desconocidas y poco gratas vivencias, "Lobito" huía de las personas como del diablo, pero modificó su temperamento esquivo gracias al cariñoso trato de Gago Genicio, que parece tener un don especial para hallar y acoger perros perdidos. Hace tres semanas, buscando setas, encontró «una perra muy bonita, tal vez de cazadores». No tuvo suerte y el animal murió en sus brazos. El pasado sábado la llevó al veterinario pero no era el mejor día de atención al público y halló la puerta cerrada.

"Tobi" fue otro perro que recogió del mundo de los abandonados. Tras nueve años de felicidad murió de viejo.
Remedios Gago tuvo que desprenderse de "Lobito" «porque dos perros en casa son demasiados: paga impuestos, vacunas y demás, y en casa no estaban porque mantuviera a dos».

Fue recogido merced a una celada de los hombres. Atraído por la comida, metió la cabeza en un saco y fue enceldado y echado mano. Su nuevo destino ha sido la finca de Agustín Lozano, donde ha hallado una nueva mano amiga. «Es un puro nervio» afirma Calvo. El miedo que inculcó en su infancia, a saber porqué motivos, sigue aún estando presente en el animal, que continúa ofreciendo un comportamiento recatado y espantadizo, aunque muy limado debido a la compañía de otros animales domésticos y a que durante los últimos meses ha conocido a personas que lo dispensan un trato de huesped bien acogido.

Ahora comparte juegos con otros dos cánidos: "Perla" y "Rusa".
No obstante, también en su nuevo hogar está, al parecer, de paso. Son demasiados miembros en la familia doméstica y "Lobito" está a disposición de la persona que quiera hacerse cargo de un perro alobatado y, todavía, esquivo.

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