Noticias y documentos de interés sobre Codesal, Carballeda, Sierra de la Culebra, Aliste y Sanabria (Zamora)
domingo, 15 de febrero de 2009
Adata edita una guía de Aliste, Tábara y Alba
ALISTE
Naturaleza en vivo
Adata edita una guía de Aliste, Tábara y Alba sobre la fauna, geología, orígenes y costumbres de las tres comarcas vecinas
LA OPINION DE ZAMORA
Guía de la Naturaleza de Aliste, Tábara y Alba. Foto Ch. S.
CHANY SEBASTIÁN. El grupo de acción local Adata ha sacado a la luz la Guía de la Naturaleza de Aliste, Tábara y Alba, magnifica obra de la que son autores Pablo Santos Redín, textos, y Carlos Sánchez Alonso, fotografías. La edición con 162 páginas a todo color, ha supuesto una inversión de alrededor de 39.000 euros, financiados vía programa Leader Plus.
«Hablar de Aliste, Tábara y Alba es hablar de relaciones ancestrales, convivencias enfrentadas, tradiciones, cancioneros, sanadores, devoción , mortajas, del alfar y de la yunta, el sudor, los molinos, la pizarra, de mastines y pastores, corralas, burros y capas. De mitos, saberes y creencias, alegorías del olvido y la memoria de una tierra que se apaga» apunta el autor, natural de Muelas del Pan. Matiza Pablo Santos Redín que «hablar de Naturaleza de Aliste, Tábara y Alba es sumergirse en el estudio de las ancestrales raíces que regularon la convivencia del hombre con estas tierras zamoranas. Del hombre con un ambiente hostil que aún hoy se le revela y que le obligo a desarrollar todo su ingenio en busca de sistemas de aprovechamiento que le permitieran sobrevivir» afirma el autor.
Sobre la geología y la geomorfología descubrimos que poco o nada tiene que ver el occidente zamorano, de origen paleozoico (entre 350 y 290 millones de años), con su mitad oriental, de litología terciaria y materiales detríticos más recientes de origen sedimentario que proporcionarían los suelos más fértiles. La distribución porcentual de la superficie ocupada por cada una de las principales subcuencas comarcales esta liderada por el río Aliste y sus afluentes, Frío, Cebal y Manzanas, con el 37% (alrededor de 758 kilómetros cuadrados de territorio), siguiéndole el Esla con el 32%, el fronterizo Manzanas con el 18%, y el Duero con un 7% y el Tera con un 5%. El Valdaya desemboca en el embalse de Valparaíso. En lo que respecta a la pluviometría se mantiene un clima predominantemente seco con matices subhúmedos, con unas precipitaciones entre los 500 mm en Tábara y Alba y los 700 en el Aliste más occidental, llegándose en la cabecera del río Manzanas hasta los 800 mm a causa de la influencia atlántica. Las lluvias suelen concentrarse de noviembre a febrero, período en el que se produce el 47% de las precipitaciones anuales, con veranos secos y valores que no alcanzan los 16 mm ocasionando un déficit hídrico muy importante en el suelo.
Los vestigios humanos más antiguos conocidos corresponden al final del paleolítico inferior, citándose elementos del período Achelense (300.000 a 100.000 años antes de Cristo) como es el caso de los bifaces de piedra del yacimiento de San Vicente de la Cabeza, sobre una de las terrazas al río Aliste. Estos primitivos pobladores de existencia nómada vivían de la recolección y de la caza, habitando en cuevas y abrigos naturales. La presencia del hombre en la Edad de Cobre o Calcolítico (2.500 a 1.800 años antes de Cristo), con una economía basada en el pastoreo, existiendo indicios de una incipiente agricultura y una cierta sedentarización, la atestiguan los grabados rupestres con barras y pinturas antropomorfas y ancoriformes en los abrigos del Portillón y Melendro de la Sierra de la Culebra, hace ahora unos cuarenta años, y en El Castillón (Santa Eulalia de Tábara) y el mítico y místico Monte Pedroso (Nuez).
Los espacios para la biodiversidad se presentan como otros de los valores de la zona, ocupando el 22% del territorio, equivalente a alrededor de 443,67 kilómetros cuadrados de superficie, de ellos 398,8 LIC ) Lugares de Interés Comunitario), Arribes del Duero, Campo de Aliste, Cañones del Duero, Riberas del Aliste y Afluentes, Sierra de la Culebra y Riberas del Manzanas; y 291 de ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves). Todo ello dentro de la Red Natura 2000 que aglutina los espacios naturales más representativos de la riqueza y diversidad biológica de la Unión Europea. La guía comarcal de la Naturaleza presta una especial atención a la tierra de pastores, labradores y carboneros, la vida en los labrantíos, el Campo de Aliste, urzales y jarales, las madroñeras de Sarracín y Cabañas, vivir en la espesura y a la Reserva Regional de Caza Sierra de la Culebra, así como a los pueblos y sus cortinas, el milagro del agua, la fauna urbanita y los aliados del hombre: el ganado doméstico.
Entre 1850 y 1859 se abatieron 193 lobos, que abundaban en Domez, Escober y San Mamed
Hablar de naturaleza en Aliste, Tábara y Alba y no prestar atención al Lobo Ibérico sería un auténtico sacrilegio. Santos Redín ha indagado en la historia y nos revela que entre 1850 y 1859 se cazaron en la provincia de Zamora, según una encuesta de la Dirección General de Agricultura, un total de 193 lobos, lo que nos da una media de más de 21 cánidos al año. Hace 159 años el lobo ya campaba a sus anchas por todo el territorio comarcal y así lo delatan los estudios de Pascual Madoz que lo citaba en lugares tan dispares entre si como San Mamed, casi junto a Portugal, Escober, en la Tierra de Tábara, San Martín del Pedroso y Domez, en la Tierra de Alba. A finales del siglo XIX Santiago Méndez Plaza en su larga visita a la zona para luego publicar Costumbres Comunales de Aliste ya recogía manifestaciones sobre el lobo como un animal fiero, tal es así que cuando se avistaba uno el alcalde tocaba a concejo y estaban obligados a acudir todos los vecinos como ojeadores y cazadores. Cada casa había de enviar a una persona ya fuera un hombre o una mujer, incluso niños. A nivel piscícola la comarca fue en la segunda mitad del siglo XX el último reducto del cangrejo autóctono que sucumbía víctima de la afanomicosis, enfermedad mortal producida por el hongo Aphanomyces astaci. El antiquísimo puente de Domez de Alba sobre el río Aliste, ya solo con sus pilastras, muestra una de las estampas más impactantes, olvidado de la mano de Dios y de la desidia de los hombres y de las administraciones, pues hace muchos años que carece de la plataforma de vigas de madera, ramas y tierra, sin que nadie haga nada por salvar el único gran puente de su especie. Tierra dentro cortinas y finconadas van doblegando la rodilla con el abandono de la agricultura y la ganadería y la extinción de hombres y mujeres que la desempeñaron.
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