domingo, 11 de enero de 2009

«Tendrán que esperar otros 50 años para recibir condolencias de un jefe de Estado»

«Tendrán que esperar otros 50 años para recibir condolencias de un jefe de Estado»
La periodista sanabresa es una gran conocedora de la historia y de las negligencias que hubo en la presa

EL NORTE DE CASTILLA

11.01.09
PAZ FERNÁNDEZ
| ZAMORA


«Tendrán que esperar otros 50 años para recibir condolencias de un jefe de Estado»
Araceli Saavedra posa para la entrevista. / TICO LUCA

Corría el 8 de enero de 1959. La provincia de Zamora sufría un duro invierno y en la localidad sanabresa de San Martín del Terroso fallecía, por causas naturales, Juan Fernández. Al día siguiente tres vecinos del pueblo se desplazaron a Puebla en busca del ataúd, pero allí les informaron que todos estaban confiscados por la tragedia que esa madrugada había ocurrido en un pueblo cercano, en Ribadelago. Emprendieron su viaje hacia El Puente de Sanabria, pero allí la respuesta fue la misma. De vuelta a San Martín del Terroso, los familiares pensaban que no iban a poder enterrar a Juan Fernández, aunque finalmente pudieron adquirir una de las cajas fúnebres que trajo un autobús desde la capital. Esta historia se la contaron a Araceli Saavedra de muy pequeña y es que Juan Fernández era su bisabuelo. Desde muy joven, Araceli Saavedra Fernández, periodista sanabresa, corresponsal en esa comarca de EL NORTE, ha estado muy ligada a la historia de Ribadelago, aunque según ella misma expresa «todas las generaciones de la comarca tenemos algún tipo de relación con Ribadelago y esta es la mía». Con el paso de los años se ha convertido en una gran conocedora de la historia y las negligencias que hubo en la presa de Vega de Tera y que tuvo fatales consecuencias. Como prueba, el libro 'Ribadelago. Tragedia de Vega de Tera', que publicó en el 2001 junto a su marido.
-¿Cómo comenzó a investigar sobre la historia de Ribadelago?
-Todos conocíamos la historia que nos habían contado, pero no había una idea clara y se mezclaba la historia con la leyenda. Empecé a trabajar en Sanabria en la prensa y cada 9 de enero recordábamos el episodio. Íbamos a la misa y recogíamos los testimonios de los supervivientes y de los hijos de los fallecidos.
-Ahí comienza la parte humana, pero también hay una ardua investigación.
-Sí. Faltaba la parte de investigación y comenzamos a movernos. Recogimos informaciones de la Confederación Hidrográfica, del Archivo Histórico de Madrid y, sobre todo, de la Audiencia Provincial de Zamora, gracias a las personas que siguieron adelante con los procedimientos judiciales, entre otros archivos.
-¿La tragedia de Ribadelago empieza a fraguarse con la construcción de la presa?
-Hubo errores en el proyecto inicial porque era inadecuado. Se eligió un proyecto de doble pantalla de hormigón y mampostería que era el más barato. En la década de los 40 se construyeron 5.000 presas en todo el mundo y 100 de ellas, de estas características, se rompieron por rebosamiento. Hubo falta de control en la ejecución y un mal tratamiento de los materiales. Además, la ubicación tampoco era adecuada, sobre un pueblo que se encuentra en la falda de la montaña.
-También han encontrado informes y análisis después de la rotura de la presa.
-A raíz de la rotura, Eduardo Torroja realizó un informe pericial de apoyo al sumario. Se realizó una revisión del módulo estático de elasticidad y se vieron errores científicos en los cálculos de elasticidad del hormigón que era 30 veces superior a la de la mampostería. Pero hubo errores de todo tipo.
-¿Quiénes trabajaron en esa construcción?
-Unas 1.500 personas de la comarca de Sanabria, incluidos vecinos de Ribadelago, Zamora, León, Almería, Orense... Durante la construcción también hubo fallecidos y muchos otros cayeron enfermos.
-¿Cómo fue la inauguración de la presa de Vega de Tera?
-La presa se estuvo construyendo de 1954 a 1956. La inauguración oficial fue en septiembre del 56 y hasta Ribadelago se desplazó el general Franco vestido con el uniforme militar de la Marina. Sin embargo, la finalización real de las obras fue en diciembre de 1956. Desde ese momento, y hasta 15 días antes de la tragedia, se estuvo inyectando hormigón porque las paredes de la presa tenían grietas.
-Llegó la fatídica madrugada del 9 de enero de 1959, el día en el que la presa comenzaba a trabajar al 100% de su capacidad.
-Y no aguantó. Además no había instalados sistemas de seguridad para avisar a los vecinos en un caso de emergencia como el que sucedió. La rotura de esta presa es la que mayor número de muertes ha causado en España durante todo el siglo XX.
-¿Cómo fue la información que se dio sobre la tragedia?
-El primer golpe de información no se puede parar. La prensa y la radio nacionales, y por supuesto de Zamora, exponen con dureza todo lo sucedido y muestran imágenes con toda la dureza de lo que se estaba viviendo, un trabajo que admiro personalmente. Después, el Régimen comenzó a 'recomendar' moderación y los medios nacionales tuvieron que ajustarse, aunque no los internacionales.
-Comenzó el juicio, la construcción de un nuevo pueblo y las indemnizaciones.
-Las indemnizaciones fueron variando durante el proceso, pero por un niño se establecieron unas 25.000 pesetas y la máxima que se dio fueron 150.000 pesetas por un hombre. Tanto la empresa como el Régimen no querían que hubiera juicio, aunque afortunadamente, se celebró y queda constancia histórica y penal de esta negligencia. Además, los ingenieros tenían miedo de que Franco hiciera como Mussolini y les ejecutara como a los ingenieros de una presa que se rompió en Italia.
-La mayor tragedia en la historia de Zamora, ¿cómo ha marcado en la comarca de Sanabria?
-En el económico porque durante la construcción de la presa la gente aumenta su nivel de vida, hay salarios y empieza a moverse la moneda. También en las relaciones con las familias y entre los pueblos contando las experiencias y porque los pueblos de Sanabria fueron los primeros en volcarse con Ribadelago.
-¿Cómo ha marcado a Ribadelago?
-Es un pueblo con muy poca población, un centenar, y no ha evolucionado. En Ribadelago Nuevo los edificios públicos están deteriorados y se construyó con un aspecto que no responde ni se ajusta a las características de la zona. Un ejemplo es que una persona joven que siempre ha vivido en Ribadelago Nuevo se construyó una vivienda en el antiguo Ribadelago y pronto se aclimató, aunque pensaba que no podría hacerlo.
-El pasado viernes se cumplieron 50 años de la catástrofe, ¿qué destacaría?
-Los actos comenzaron el jueves con la iluminación del cañón y la actuación de la coral y allí había 2.000 personas de Sanabria arropando a los supervivientes y familiares. Era un homenaje obligado pero creo que tendrán que pasar otros 50 años hasta que los familiares de los 144 fallecidos reciban las condolencias personales de un jefe del Estado o del Gobierno, porque en su momento no sucedió así ni ahora tampoco.
-¿Esperaban la presencia del Rey o del presidente del Gobierno?
-La gente del pueblo esperaba una máxima autoridad y deberían hacerla tenido.
-¿Se intentó politizar el acto?
-Lo han intentando, pero afortunadamente los protagonistas han sido los supervivientes y los familiares, como tiene que ser.
-En lo personal, usted ha investigado, se ha informado y ha publicado un libro. Además de su condición de sanabresa, ¿qué le ha llevado a hacerlo?
-Que se conozca toda la verdad. Los errores que hubo en la construcción de la presa y después de la rotura. Por encima de todo he pretendido que se conozca lo que sucedió y se separe la realidad de la leyenda.

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