El incumplimiento de la normativa obliga a cerrar la Residencia de Villardeciervos
El Obispado de Astorga pretende construir un nuevo edificio, que costará 6 millones de euros y se levantará sobre un solar cedido por el Ayuntamiento
IRENE GÓMEZ. Villardeciervos
La Residencia de Ancianos "Sagrada Familia" de Villardeciervos tiene los días contados. La imposibilidad de adaptarse al Decreto 14/2001 de 18 de enero, regulador de las condiciones y requisitos para el funcionamiento de centros para personas mayores, ha obligado al Obispado de Astorga a tomar una decisión. Y si bien, entre otras opciones, se barajó la posibilidad de dar cerrojazo al centro de Villardeciervos y recolocar a los ancianos en otros propiedad de la Diócesis, finalmente se ha optado por mantener el servicio social en Villardeciervos a través de la construcción de una nueva residencia.
Así lo ha confirmado Angel Vallejo, ecónomo del Obispado de Astorga y administrador de la Residencia de Villardeciervos que gestionan las Hermanas de la Caridad desde su inauguración en el año 1979. El responsable eclesiástico se desplazó ayer al centro junto con la aparejadora del Obispado, Beatriz Rodríguez, y el equipo técnico que ha elaborado el anteproyecto del nuevo edificio, formado por Virginia González y Fernando Campos. Todos ellos mantuvieron un encuentro en la Residencia de la Sagrada Familia con el alcalde y teniente de alcalde del municipio, Jesús García y Antonio de Besa, quienes confirmaron la cesión de un solar de 15.000 metros cuadrados, en la zona conocida como Era de Abajo, para levantar el nuevo edificio que sustituirá al ya caduco y desfasado, en el que las religiosas prestan atención a medio centenar de ancianos de Villardeciervos y otros pueblos de la comarca.
La construcción del nuevo centro supone todo un reto para el Obispado de Astorga por la magnitud de una inversión que rondará los seis millones de euros. Para ello, el ecónomo de la Diócesis y la Provincial de las Hermanas de la Caridad se han reunido con la secretaria de Estado de Servicios Sociales, Amparo Valcarce, quien «ha acogido el proyecto con sumo interés y nos ha garantizado su apoyo», explica Angel Vallejo. A los contactos con la responsable de Política Social del Gobierno se suman los mantenidos con representantes de la Junta de Castilla y León. Cumple todos los requisitos para recibir las subvenciones, sobre todo porque es una zona despoblada, con un bajo nivel de las pensiones, recuerda el representante eclesiástico.
La idea que acaricia el administrador de la Residencia es conseguir una financiación «al cincuenta por ciento» entre los gobiernos central y autonómico.
Y, tanto se quiere avanzar en el proyecto, que se espera formalizar la cesión del terreno en un Pleno del Ayuntamiento a celebrar en próximas fechas. «El proyecto tiene que estar presentado en marzo y queremos empezar las obras este mismo año». La construcción estaría concluida en el plazo de año y medio, de acuerdo con los datos que maneja el Obispado de Astorga y el equipo técnico.
Barreras arquitectónicas, pasillos estrechos, malos accesos....
«Este edificio no reúne ninguna condición». Así de categórico se muestra el administrador, Angel Vallejo, consciente de la imposibilidad de mantener operativa la Residencia de la Sagrada Familia, más allá de los dos años que puede tardar toda la tramitación hasta ver levantado el nuevo edificio. «No podemos ofrecer plazas concertadas, existen barreras arquitectónicas por todos los lados, las habitaciones no cumplen con lo exigido ni tampoco la anchura de los pasillos, carece de zonas de actuación especializada, los accesos tampoco son los propios... En fin, en estas condiciones, es imposible adaptarse a una normativa cada vez más exigente». Y todo ello, a pesar de que hace quince años se afrontó una importante reforma -con una inversión aproximada de 180.000 euros- para intentar solventar algunas de las carencias y cumplir unos requisitos mínimos exigidos en su momento. En esa actuación se instaló, por ejemplo, un ascensor y se colocaron plataformas elevadoras para salvar la barrera de algunas de las numerosas escaleras con las que cuentan las dependencias. No hay que olvidar que se trata de un centro de asistencia a personas mayores, algunas con importantes problemas de movilidad.
Pese a todo, las Hijas de la Caridad se las ingenian para que las carencias de la residencia resulten lo menos molestas para los ancianos. Al frente de la "nave" una vital sor Almudena. En total 18 trabajadoras y seis religiosas atienden al medio centenar de ancianos; el centro está al cien por cien de su capacidad.
La nueva residencia tendrá el doble de capacidad de la actual -cien plazas-, se levanta sobre una sola planta, con una superficie total construida de 3.500 metros cuadrados, de los que casi la mitad se destinan a la zona de habitaciones. Será, por supuesto, un edificio adaptado a la normativa del Decreto 14/2001 con sectores de evacuación, zonas de terapia ocupacional o gimnasio. «Se ha concebido estudiando con cuidado los recorridos, reduciéndolos al máximo», puntualiza Virginia González. Todo el edificio se organiza en torno a un claustro interior y las estancias se han pensado aprovechando al máximo la luz natural. Así, la mayor parte de las habitaciones dan a las zonas sur y este, la orientación con que goza de mayor iluminación.
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