viernes, 24 de febrero de 2006

CAMINO SANABRES DE LA VIA DE LA PLATA. 6ª Etapa: Santa Marta de tera-Rionegro del Puente

Por el curso del Tera a la Carballeda
Noticia publicada en La Opinión De Zamora



El trayecto discurre por la ribera de uno de los ríos emblemáticos de la provincia para concluir en Rionegro del Puente, tradicional centro espiritual del peregrinaje gracias a la generosidad de los "falifos"

Irene Gómez

El curso del Tera marca la etapa del Camino Sanabrés que discurre entre Santa Marta y Rionegro del Puente. Un valle fértil que en su primer tramo está poblado de choperas entre las que el caminar resulta gratificante y evocador.

Es el chopo un árbol propio del bosque de ribera y, en este caso, acompaña el paso del Tera con su majestuosa altura y un ordenado asentamiento que estimula el peregrinaje hacia el pueblo de Calzadilla, cuyo nombre rememora el paso de la calzada romana que comunicaba Astorga con Portugal.

Si desde Santa Marta el río queda a la izquierda del camino, a la altura de los términos de Camarzana y Pumarejo se cruza para continuar en su compañía por la derecha. El camino entre tierras de labranza, maizales y campos de remolacha que riegan las aguas del Tera, avanza hacia Calzadilla, dejando a la izquierda la zona de las bodegas.

En el casco urbano languidecen las ruinas de la antigua iglesia que en su época esplendorosa conservaba un retablo románico, ahora trasladado al nuevo templo levantado en honor a Santa Justa y Rufina, patronas del pueblo.

La senda jacobea continúa cruzando el canal hacia el cercano pueblo de Olleros de Tera entre choperas y árboles frutales. La tradición alfarera debe el nombre al pueblo, situado en el rico valle del Tera, a caballo entre las comarcas de Benavente y La Carballeda. El camino continúa por la ermita de Nuestra Señora de Agavanzal, donde el segundo domingo de septiembre se celebra una romería popular, para reencontrarse después con la inmensidad del Tera a través de asombrosos parajes no exentos de maleza que bien necesitarían una limpieza para hacer más transitable el camino.

Tan abundante vegetación obliga a sortear el ramaje a medida que se va acercando a la presa, por eso se entiende que algún vecino de Olleros aconseje tomar la carretera del embalse, siguiendo la línea telefónica en lugar del camino tradicional. El río rompe el paisaje para hacerse mucho más denso y arbolado a lo largo del sendero del monte que se atraviesa entre encinas y jaras, dejando a la derecha el embalse de Agavanzal para desembocar en la carretera y cruzar la presa. Desde arriba se divisa el curso del Tera en una de las vistas más espectaculares de toda la ruta.

A partir de ahí, se continúa por un camino asfaltado que va bordeando el embalse por la izquierda tomando ya el término de Villar de Farfón, un pequeño pueblo anejo de Rionegro del Puente. En Villar de Farfón un puñado de vecinos mantienen vivo el pueblo, alentado por una activa asociación cultural en cuya sede encuentran los jubilados su centro de reuniones. A partir de ahí la senda prosigue sin dificultad y entre poblada vegetación de encinas y jaras hasta la llegada a Rionegro del Puente. Antes es posible divisar la sierra de la Cabrera. Al frente, inconfundible, el Vizcodillo. En seguida se divisan las primeras casas de Rionegro del Puente desde una pequeña atalaya que concede una privilegiada vista de todo el contorno. El río Negro recibe al peregrino antes de entrar en el pueblo por una zona recreativa que aprovecha las cristalinas aguas del afluente del Tera. Se atraviesa un pequeño túnel para ver en seguida el majestuoso Santuario de la Carballeda, donde se venera a la virgen del mismo nombre y patrona de la comarca.

Es la Carballeda paraíso de carballos, densas masas de robles que dan nombre a la comarca.

Pero Rionegro del Puente es sin duda uno de los puntos emblemáticos del Camino Sanabrés, centro espiritual del peregrinaje durante la Edad Media, cuna del fundador de Caracas, Diego de Losada, y sede del magnífico templo de la Carballeda en cuyo pórtico cuelgan unas cadenas como señal de redención de quienes tienen cuentas con la justicia; entre sus joyas guarda el singular Tumbo, encargado por la Cofradía de los Falifos. Esta antiquísima Cofradía está ligada al camino jacobeo por la asistencia que prestaba a los peregrinos en el antiguo hospital ahora reconvertido en el albergue más completo y majestuoso de la provincia de Zamora.

Los "falifos" se encargaban de mantener limpios los caminos para facilitar el tránsito de los caminantes a Santiago que se vieron favorecidos por la generosidad de sus devotos. Hoy Rionegro quiere honrar con su albergue aquel ejemplo de generosidad

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