lunes, 2 de enero de 2006

Si bebes no conduzcas

SANABRIA-LA CARBALLEDA:

Los jóvenes de Rionegro del Puente contratan los servicios de un autocar para desplazarse en Nochevieja y evitar accidentes y controles de Tráfico

César Martínez y Gonzalo Mateos son los jóvenes de Rionegro del Puente autores y promotores de la idea de contratar un autobús para la Nochevieja.

Unos días antes se pusieron en contacto con varias empresas de autobuses, para saber precios y si había alguna dispuesta a poner un autobús en Nochevieja.

Autocares Julio Fernández, de Camarza de Tera, ofreció sus servicios por un precio razonable, y cerca de 40 jóvenes se apuntaron a la idea, pagaron la parte correspondiente antes del día 31 de diciembre y dieron el visto bueno para hacer la salida sobre las dos de la mañana junto al Santuario de la Carballeda, en dirección a Santibáñez de Vidriales que es el lugar habitual de diversión de los jóvenes en los fines de semana.
La mitad de los que viajaron residen en Rionegro del Puente, pero el resto pasaba aquí sus vacaciones de Navidad y aunque sus orígenes son también del pueblo. Venían de distintos lugares como Francia, Bilbao, Escoriaza, Arechavaleta, Oñate y Eibar en Guipúzcoa, León, Zamora o Valladolid.

César explicaba la idea antes de salir de fiesta y señalaba que «el pasado año en la Nochevieja hubo un accidente con muchos coches implicados en la carretera de Santibáñez a San Pedro de Ceque. En parte era debido al hielo, pero también al alcohol.

Por eso pensamos que sería mejor dejar los coches en casa; yo ese día de final de año quiero beber y no quiero conducir, así que con el autobús no tendré ningún problema». El otro autor de la idea Gonzalo Mateos también opinaba que «de esta forma habrá muchos menos peligros, nuestras familias estarán más tranquilas y todos lo pasaremos mejor».

Mikael Defude, llegado desde Francia para pasar estos días también era claro y decía que «todo el mundo va en el autobús y yo no voy a ser menos.
Es mejor para todos». Raúl Tostón señalaba que «es el tema del globo, porque si bebes corres muchos riesgos llevando el coche, pero además esos días suele haber destrozos en los vehículos, así que dejándolos en casa es mejor».

Javier y Nuria temían a los accidentes y apuntaban que «es una gran idea, si hubiéramos llevado el coche tendríamos miedo en este día, y temor por los accidentes de tráfico». Alguno reconocía la prohibición de los padres. «Yo voy en el autobús porque mis padres no me dejan el coche este día», opinaba Patricia.

En cuanto a los padres, la satisfacción era generalizada, y algunos hablaban de pagarles el viaje para el próximo año, gracias a la tranquilidad que supone el pensar que regresan en un medio seguro. Todo estuvo bien organizado y poco después de las dos de la mañana llegaba a la plaza de la Iglesia de Rionegro el autobús para recoger a los jóvenes y un gran ambiente con cánticos se desarrollaba en la despedida en la plaza y posteriormente ya dentro del autobús. Todos estaban listos para la cita y nadie se retrasó.

No sucedió lo mismo a las ocho de la mañana, hora fijada para regresar, pues como era de esperar, algunos se resistían a ir «tan pronto» para casa.

Al final sin ningún problema, todos los expedicionarios llegaban a Rionegro poco antes de las nueve de la mañana, cuando algunos de los padres ya estaban levantados. Atrás quedó una noche de juerga, de música, de fotos, también de bebida, en la cual los jóvenes recorrieron discotecas, bares y pubs, para pasar la noche.

Algunos necesitaron reponer fuerzas a eso de las cinco de la mañana, y dieron buena cuenta de bocadillos, hamburguesas o bolsas de patatas. La anécdota de la preparación de este viaje surgió de algunos jóvenes llegados de fuera que preguntaban por «el transporte a la demanda», que existe desde Rionegro del Puente a Santibáñez de Vidriales, ciertos días por la mañana. Uno de ellos quería llamar a este transporte para solicitar el servicio de traslado en Nochevieja para divertirse, «si hay transporte a la demanda, esto es lo que nosotros necesitamos un día como hoy», decía, mientras otros hablaban de que las autoridades deberían copiar de este ejemplo surgido en Rionegro, para evitar muchos disgustos. No todos los llegados a las nueve de la mañana se fueron directos a la cama. Hubo algunos que no perdonaron un buen chocolate antes de dormir la mañana.

Pero la noche de final de año quedó con un buen recuerdo para todos, tanto los jóvenes como los padres y con el ánimo de repetir en otras ocasiones.

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