La Conferencia Sectorial de Medio Ambiente, celebrada en Santander, dio luz verde a una gestión que incluye mejoras del hábitat y más sensibilización
Publicado en La Opinión de Zamora; fuente: Europa Press
La Conferencia Sectorial de Medio Ambiente que reúne en Santander a representantes del Ministerio y de todas las comunidades autónomas dio el visto bueno a la estrategia de conservación del lobo.
Las estrategia aprobada incluye medidas para la restauración y mejorar de sus hábitats, la realización de estudios sobre la situación de las poblaciones y las características de las especies y campañas de sensibilización para incrementar la conciencia social y la participación pública.
El lobo presenta dos poblaciones principales en España: una en el cuadrante noroccidental que se expande por el sureste del Duero, con unos 2.000 ejemplares, y otra en Sierra Morena que se encuentra en peligro crítico de extinción. Además, se han detectado cinco ejemplares errantes en el Pirineo catalán.
La población de lobos del noroeste «se consolida» y manifiesta «una ligera expansión y un aumento de la densidad en el este». Así, en Galicia hay 68 manadas, en Asturias 32 manadas, en Cantabria 5 manadas, en país Vasco dos manadas, La Rioja no cuenta con poblaciones estables y su expansión es esporádica e irregular con ejemplares procedentes de Soria y Burgos.
En el sur de Castilla y León se ha detectado el incremento más obvio de lobos, donde el área de distribución ha aumentado un 35 por ciento entre 1988 y 2001. Las densidades se han mantenido en el norte y oeste de la comunidad y aumentan de forma notable en la llanura cerealista, que alcanza el 34 por ciento del área de distribución en 1988.
El lobo atravesó el Duero en varios puntos y a finales de los 90 afianzó su presencia en el sur de Zamora y Valladolid, y en el norte de Salamanca. En 1998 se detectó reproducción por primera vez en Segovia, y a partir de 2000, en Guadalajara y Ávila. La población reproductora se extiende al menos por la mitad occidental de Soria, y en 2001 se detectaron 149 manadas en Castilla y León. No obstante, entre 2002 y 2003 se apreció cierta regresión en el extremo suroriental del área de distribución, que se hace manifiesta con la desaparición de las manadas reproductoras de la provincia de Guadalajara. El norte del Duero de la comunidad castellano-leonesa alberga al 57 por ciento de la población de lobo de España, un 26 por ciento vive en Galicia, el 11 por ciento en Asturias, y un cinco por ciento en cada una de estas comunidades: Andalucía, Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, La Rioja y País Vasco. Por comunidades, el lobo se considera especie protegida en Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León (al sur del Duero), Extremadura. Por el contrario, es especie cinegética en Cantabria, Castilla y León (al norte del Duero), Galicia y La Rioja. En Portugal, existen entre 300 y 400 lobos en dos poblaciones: una próspera al norte del Duero y otra exigua y en regresión al sur del río.
No tolerar la especie en zonas con elevados gastos y gran conflicto social
En cuanto a los daños que provoca el lobo en el ganado, se estima que el valor del ganado depredado puede sobrepasar un millón de euros al año. En la cordillera Cantábrica se ha estimado que cada lobo hace daños por valor de 1.200 a 2.500 euros anuales, mientras que en la llanura agrícola castellana esta cifra baja a unos 210 euros al año. En las zonas óptimas subcantábricas los daños son aún menores.
Por este motivo, en áreas susceptibles de tener elevados daños al ganado y alta conflictividad social, con ausencia de ungulados silvestres y escasos valores naturales, «no parece razonable tolerar poblaciones de lobos», según la estrategia.
Los expertos apuntan que «la mejor forma de prevenir los daños es que los rebaños estén acompañados por pastores durante el día y encerrados por la noche». Y recomiendan que se encierre o proteja de manera especial a las crías de ganado mayor extensivo durante su primer mes de vida, que se usen mastines adecuadamente seleccionados y adiestrados, y que se estudien métodos como pastores eléctricos o el uso de barreras psicológicas (como las líneas de banderas, llamadas barbacanas).
Respecto al veneno, se ha constatado un cierto repunte en algunas áreas, por lo que sería importante, según la estrategia, evaluar la frecuencia de los envenenamientos.
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